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La vacuna llega a los pueblos “burbuja” de Zamora

El equipo sanitario del Área de Salud de la Alta Sanabria finalizaba ayer en Castromil y San Ciprián la vacunación con la primera dosis de Pfizer entre mayores y grandes dependientes. En esta fase se administraron 140 inyecciones para preservar la salud de los más vulnerables del medio rural por las largas distancias. Una carrera meteórica por todos los municipios: Hermisende, Lubián, Pías y Porto.

La logística de los pequeños consultorios, algunos modestos y otros de nueva construcción y en granito del país, son la clave –en zonas Básicas como Alta Sanabria, Sanabria y Carballeda- para las vacunaciones masivas. Para hoy viernes está prevista la inoculación de la segunda dosis al personal sanitario.

Dos equipos de enfermeros y médicos dividieron el área de salud, uno de ellos para vacunar en Lubián y sus anejos –desde Padornelo a Las Hedradas- y un segundo equipo que comenzó por La Tejera, Hermisende y Castrelos en el horario de mañana. Una jornada que aún se alargó hasta la tarde para este segundo equipo con el recorrido desde Porto a Villanueva de la Sierra.

Localidades sin ningún caso endógeno de coronavirus

En algunos de estos pueblos no se ha registrado ningún caso endógeno de coronavirus. Barjacoba es uno de esos pueblos burbuja donde, afortunadamente, no se ha registrado ningún caso en ninguna de las tres oleadas de COVID-19. Sus 40 habitantes, contados puntualmente, se han mantenido a salvo de la pandemia y reciben, la tarde del miércoles, las primeras 10 vacunas, blindando la salud de las personas de más edad y grandes dependientes.

Un pequeño grupo de vecinos citados por el centro de salud esperan en el consultorio la llegada del equipo. Algunas personas reconocen que están algo nerviosas pero tras las indicaciones su médico, que asiste voluntariamente, y la celeridad de los enfermeros en efectuar el pinchazo es como la vacuna de la gripe. Mientras el equipo acude a los domicilios a poner las vacunas, los mayores esperan disciplinadamente en la sala de espera consultorio.

Isabel Pérez de 81 años contesta con alivio “Sí, ya estamos libres” tras recibir la primera dosis, acompañada de un familiar. A sus 80 años, Jacinto Ramírez Alonso, no se da cuenta de la situación y reacciona cuando nota el pinchazo. A su lado su esposa Jacinta Ramírez Martín, la conviviente de 75 años, que no es vacunada por protocolo. Su hija traslada sus dudas de si puede haber contagio de la persona vacunada hacia su esposa. La respuesta es negativa. Jacinta expresa su temor a ser vacunada. La doctora la tranquiliza “no inoculamos el virus. Esta vacuna no lleva virus”. Su hija reconoce que se quedan más tranquilos porque aquí “no ha habido ningún caso”. Pese a ello, han vivido el encierro en casa “sin ir a trabajar un tiempo y con mucho cuidado” pendiente de sus padres.

Fuente: La Opinión de Zamora